Hace ya un tiempo publicamos en nuestro blog un post en el que os explicábamos detalladamente qué son las ondas de choque y en qué consiste su tratamiento. También hemos venido hablando en los últimos meses de diferentes patologías cuya evolución mejora considerablemente con este tipod e tratamiento, así que aprovechando que estamos apunto de acabar este año 2022 hemos decidio hacer un pequeño recopilatorio con las principales 5 patologías que pueden se tratadas mediante ondas de choque.
Ondas de choque: ¿recuerdas qué son?
Las ondas de choque son ondas acústicas de alta energía y frecuencia muy utilizadas en la actualidad en la medicina y en la fisioterapia para tratar tejidos dañados y reconstruir los mismos mediante la producción de colágeno. Ayudan a la reparación más rápida de los tejidos y al crecimiento celular; son usadas en la rehabilitación musculo-esquelética.
La onda de choque no es más que un impulso sonoro que produce una serie de efectos biológicos capaces de revertir situaciones de afectación crónica (fibrosis) en tejidos blandos.
Dicho de otro modo, son ondas que transportan una gran cantidad de energía acústica a una alta presión, la cual tiene efectos mecánicos y biológicos. Aplicadas correctamente, las ondas de choque tienen un efecto terapéutico ya que, por ejemplo, provocan la regeneración de los tejidos enfermos o lesionados.
Pueden ser de dos tipos: radiales (las más utilizadas y que se expanden en lugar de focalizarse en un único punto llegando hasta alrededor de los cuatro centímetros de profundidad) y focales (como su propio nombre indica, se focalizan en un solo punto y alcanzan hasta 12 centímetros de profundidad con una energía más alta).
3 ventajas que las diferencian de otros tratamientos
- Efecto analgésico. Alivian el dolor del paciente.
- Regeneran el tejido dañado, favoreciendo que éste se vaya recuperando.
- No invasivas. El paciente no requiere de ningún tipo de preparación ni intervención para recibirlas y, una vez finaliza su aplicación, puede hacer vida totalmente normal.
5 patologías comunes que pueden se tratadas con ondas de choque.
Fascitis plantar.
Se trata de una de las causas más comunes del dolor en el talón. Esta dolencia, que suele darse sobre todo en personas con sobrepeso o que corren habitualmente, consiste en la inflamación de una banda gruesa de tejido que atraviesa la planta del pie y conecta el hueso del talón con los dedos de los pies (fascia plantar).
La fascitis plantar provoca un dolor punzante, el cual suele aparecer con los primeros pasos del día. Al levantarnos y movernos el dolor suele disminuir, pero puede reaparecer sobre todo después de estar un buen rato sentados o al permanecer de pie durante largos periodos de tiempo.
Osteocondritis.
La OCD (osteocondritis disecante) es una anomalía de los huesos/cartílagos/articulaciones causada por la la falta de flujo sanguíneo en una determinada área de éstas, en la que pequeños fragmentos/trozos de hueso o cartílago mueren, se desprenden del resto del hueso y permanecen en una articulación. Es más común en las rodillas, los codos, la cadera y los tobillos, y sobre todo durante los últimos años de la niñez y principio de la adolescencia (entre los 10 y 20 años).
Tendinitis.
La tendinitis es la inflamación, irritación o hinchazón de un tendón, lo que provoca dolor y molestias alrededor de la articulación en la que este se inserta. Puede afectar a cualquier tendón del cuerpo, pero es más habitual alrededor del hombro, del codo, la rodilla y el talón. También en la cadera, los tobillos, las muñecas y manos.
La tendinitis causa dolor y sensibilidad justo fuera de la articulación. Normalmente, los síntomas mejoran con una buena combinación de reposo y tratamiento fisioterapeútico.
Pseudoartrosis.
La pseudoartrosis es una patología producida en el momento en el que un hueso no se cura bien tras una fractura que no se puede curar sin intervención, ya que el organismo percibe los fragmentos del hueso como si fueran huesos separados, por lo que no intenta fusionarlos. Los niños pueden padecerla de manera congénita, pero es más común entre adultos.
Entre sus principales síntomas encontramos la falta de movilidad tras la supuesta recuperación de una fractura, dolor, chasquidos en la zona ósea o un movimiento de los huesos de la zona afectado. Otros síntomas menos habituales son el enrojecimiento de la zona afectada o la aparición de fiebre.
Epocondilitis.
El codo de tenista o epicondilitis lateral es una lesión del conjunto de tendones (tendinopatía), los cuales nacen del epicóndilo (relieve óseo en la parte distal y externa del húmero) y provocada por un sobreuso o sobrecarga que causa dolor y pérdida de la funcionalidad. Se trata, en definitiva, de una afección dolorosa del codo provocada, básicamente, por el uso excesivo o sobrecarga de esta parte de nuestro cuerpo.
Aunque su nombre alude directamente al tenis, esta lesión puede darse también tanto en cualquier otro deporte de raqueta (pádel, frontón, squash,etc)como en otros deportes y actividades de nuestro día a día.