La palabra «mareo» es utilizada con frecuencia en nuestro día a día, pero en muchas ocasiones la utilizamos de manera poco específica, ya que tanto el número como la intensidad de estos mareos es muy diversa. Y es que este síntoma o sensación de inestabilidad puede asociarse a diferentes patologías como pueden ser el vértigo, problemas cervicales y auditivos o las propias migrañas.
Hoy vamos a hablar de los mareos producidos por problemas cervicales, también llamados “cervicogénicos”, los cuales, en la mayoría de los casos, se deben a causas benignas como malas posturas, estrés o sobrecargas.
¿Qué características los definen?
El mareo cervicogénico se caracteriza fundamentalmente por dolor en el cuello acompañado de trastorno del equilibrio. Los mecanismos desencadenantes de estos síntomas, pueden deberse a una insuficiencia circulatoria a nivel de la columna cervical, alteraciones en los músculos cervicales, tendones o articulaciones.
Los mareos cervicales suelen ir asociados a una sensación de balanceo, inestabilidad. Dicho de otra manera, tenemos la falsa sensación de que los objetos fijos se mueven alrededor nuestro, y esta sensación suele asociarse frecuentemente al vértigo. En este caso, suele derivar en otros síntomas más preocupantes como síntomas como náuseas, vómitos, sudoración excesiva, palidez o la citada inestabilidad.
¿Por qué se producen?
Las causas más frecuentes del mareo cervicogénico son, el latigazo cervical producido por accidentes con vehículos, y en los que el cuello experimenta una flexión – extensión brusca del cuello. Las contracturas suelen ser, también, el origen de gran cantidad de los mareos cervicales que padecemos en nuestro día a día. Éstas pueden deberse a diferentes causas como “malas” posiciones en el trabajo, sobrecargas tras realizar ejercicio, lesiones discales, traumatismos, etc. En determinadas contracturas más severas pueden aparecer incluso parestesias o sensación de hormigueo hacia la extremidad superior afectada. Estos síntomas sugieren un pinzamiento a nivel del espacio intervertebral cervical.
Por otro lado encontramos la artritis y artrosis cervical, una especie de espasmo que provoca una gran rigidez en la musculatura del cuello. Y por último, los mareos cervicales también pueden deberse a otras patologías como hernias cervicales y traumatismos.
¿Cómo tratarlos?
Como decimos siempre en nuestros posts, es muy difícil predecir o adelantar el tratamiento de cada paciente, ya que cada persona o cuerpo demanda diferentes tipos de ejercicios, intensidades, etc.
De manera general, podríamos decir que en Benalterapia estudiaremos primeramente tus síntomas y, una vez analizados, nuestro equipo de fisioterapeutas te propondrá un plan de tratamiento, que puede incluir la rehabilitación de:
- La columna cervical.
- Posición articular.
- Rehabilitación vestibular y del equilibrio.
- Estabilización de la mirada y reeducación de la persecución lenta.
De igual forma, podemos dar continuidad al trabajo del fisioterapeuta en nuestra casa, llevando a cabo estas sencillas acciones:
- Aplicación de compresas húmedas calientes, las cuales aumentan la temperatura y, por consiguiente, la irrigación sanguínea y la relajación de la musculatura del cuello.
- Automasajes de cuello, que nos ayuden no sólo a mantener la relajación muscular, sino a continuar el tratamiento en casa.
- Si trabajamos delante de un ordenador o permanecemos muchas horas sentados, también es muy recomendable realizar estiramientos de cuello que favorezcan la irrigación sanguínea.