Vendaje funcional: ¿en qué consiste y cuántos tipos existen?

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Seguramente la mayoría de nosotros hayamos sufrido alguna lesión ligamentosa, tendinosa o muscular de carácter leve o moderado en algún momento de nuestra vida. Hablamos, por ejemplo, de torceduras o pequeños esguinces. Más allá del uso de antiinflamatorios u otros medicamentos prescritos por nuestro traumatólogo o médico de urgencia, uno de los tratamientos complementarios más habituales para este tipo de lesiones es el vendaje funcional.  En el post de hoy, vamos a saber en qué consiste exactamente y, sobre todo, qué tipos existen dependiendo de la patología a tratar.

¿Qué es un vendaje funcional?

El vendaje funcional es un tipo de técnica de inmovilización parcial que, como hemos comentado en el párrafo anterior, se utiliza mayoritariamente en lesiones de carácter ligamentoso, tendinoso y muscular y que utiliza vendas adhesivas elásticas o inelásticas.

Su principal diferencia con otro tipo de vendajes es que permite una cierta movilidad funcional, de hecho suele denominarse también como “inmovilización parcial” porque el vendaje limita ligeramente la movilidad de la articulación o área afectada, pero igualmente permite el resto de movimientos de la articulación posibilitando incluso su apoyo. De ahí el uso de vendas elásticas.

La principal ventaja de los vendajes funcionales es que evitan los principales inconvenientes de la inmovilización completa como, por ejemplo, la pérdida de masa muscular y densidad ósea, lesiones cutáneas, síndrome de Südek, atrofia muscular o tromboembolismos.

¿Para qué sirve el vendaje funcional?

Los vendajes funcionales poseen una amplia cantidad de aplicaciones. Entre ellas cabe destacar las siguientes:

  • Esguinces de primer grado y algunos esguinces de segundo grado.
  • Esguinces y distensiones de músculos y tendones.
  • Fortalecimiento de ligamentos.
  • En caso de fracturas, protección de ligamentos una vez retirado el yeso.
  • Pequeña fisura en los huesos largos.
  • Lesiones nerviosas.
  • Pequeños desgarro en fibras musculares.
  • Prevención de malas posturas.
  • Fractura de costilla, esguince intercostal, neuralgia intercostal.
  • Tratamiento y cura de edemas.
  • Rehabilitación y prevención de lesiones recurrentes.
  • Control y alivio del dolor tras cirugías ortopédicas.

Para qué NO sirve un vendaje funcional

Al igual de lo que sucede con sus principales ventajas, también es importante que sepamos cuándo no debe emplearse un vendaje funcional. Algunos ejemplos de estas contraindicaciones son:

  • Fracturas o lesiones graves, que requieren una inmovilización total.
  • Varices.
  • Roturas de ligamentos y cápsulas articulares.
  • Desgarros musculares.
  • Heridas en la piel.
  • Quemaduras.
  • Roturas tendinosas.
  • Cuando se padezca algún tipo de alergia a las vendas o materiales utilizados para su aplicación.
  • Problemas de circulación.

2 tipos de vendajes funcionales: terapéuticos y  preventivos 

Existen principalmente dos tipos de vendajes funcionales, en función del tipo y gravedad de la lesión a tratar.

Vendajes terapéuticos.

Son aquellos que se aplican para aliviar una patología o lesión, minimizando tanto el dolor como las posibilidades de que ésta se agrave. Además, el vendaje funcional terapéutico debe favorecer una movilidad funcional mínima.

Los vendajes terapéuticos permiten que la persona desarrolle sus actividades diarias y deportivas de manera casi “normal”, evitando de paso los efectos secundarios que una inmovilización total originaría en lesiones de carácter leve o moderado.

De igual manera, el vendaje funcional terapéutico sirve de refuerzo de los tejidos lesionados y disminuye la tensión entre éstos,  ubicándoles en posición de “acortamiento” y favoreciendo/reduciendo el proceso de cicatrización a la vez que se evitan posibles traumatismos.

Vendajes preventivos.

El vendaje funcional preventivo es aquel que, como su propio nombre indica, se aplica sin que haya una lesión previa, con el fin de minimizar el riesgo de sufrirla. Permiten una movilidad funcional óptima y aseguran la estabilidad de la articulación.

Los deportistas (profesionales o amateurs) son usuarios habituales de este tipo de vendaje funcional, ya que los utilizan para evitar las lesiones en las zonas de su cuerpo más expuestas a un esguince, rotura, etc.

El objetivo de estos vendajes es evitar posiciones o movimientos extremos, y su uso se da también en el tratamiento de lesiones crónicas o recidivantes.

En lo que sí estamos de acuerdo la mayoría de profesionales es en que no es conveniente abusar de los vendajes preventivos, ya que “acomoda” a nuestro cuerpo y, por el contrario, deja de lado lo que debería ser una de las claves: realizar un buen trabajo de fortalecimiento y acondicionamiento de los tejidos debilitados, y que sean estos los que den estabilidad a la articulación.

Para terminar recuerda que un vendaje funcional debe ser aplicado siempre por un profesional, ya sea médico o fisioterapeuta. De igual forma, es importante realizarlo durante los primeros días una vez producida la lesión o molestia, de manera que reduzcamos al máximo los daños y evitemos retrasos en la recuperación.